El artista concluyó su obra con la figura del “Bocha” Sokol en el centro • Junto a Luca y Ricky, constituyen un mural en conjunto que nació desde la pandemia y casi e manera improvisada.
El pasado sábado, el artista jorge Blanco finalizó su obra en la intersección de las vías del tren Sarmiento y la 17. En medio de Luca Prodan y de Ricky Espinosa, “El Bocha” Sokol aparece cerrando la imagen y une la obra en una sola.
De esta manera, el mural se convirtió en un complemento de tres pinturas, concluyendo en una especie de “tríptico” a la vera de una vía. Pese a esto, el autor comentó que en un principio no la había pensado así, sino que más bien lo fue desarrollando sobre la marcha. “Esto se fue dando a medida de que yo iba indagando en los personajes, atravesado por esta situación. Al empezar a ver videos apareció en principio el tema de las fechas. Primero vino la de Luca, después la de Ricky y luego le tuve que dar el cierre con la última. Yo no lo pensé para cerrarlo con tres artistas, pero de alguna manera estaba previendo esto. Me pareció que la repercusión que tuvo fue buena y me dio un impulso para seguir. Ahí aparece la figura de Ricky y eso hizo que deje el espacio en blanco para poner en el medio a Sokol, porque buscaba que este cerca de Luca para que coincidiera la palabra SUMO con el bocha” explicó Blanco.
“Es un mural que comprende tres personajes, pero no lo pensé desde le punto de vista del espacio, de las proporciones, creo que mi ojo parce que tiene como una especie de centímetro, pero la experiencia hace que salga armónico, y hay veces que hasta yo mismo me sorprendo” agregó.
Este don que parece manifestar mediante lo va realizando, sorprende por momento al mismo autor, “a veces, cuando termino lo que hago, lo miro y me pregunto ¿cómo lo hice? No es un trabajo de estudio, de bosquejos, sino que lo voy haciendo sobre la marcha. Lo mismo que toda la parte de textos los cuales lo voy pensando en ese momento, no es que le hago la preproducción en mi casa sino que trabaja desde la improvisación” comentó.
Así, con la figura del “Bocha”, Jorge completó su obra. Con colores vivos se lo puede ver a Sokol cantando, expresando esa pasión característica que tenía sobre los escenarios que recorrió principalmente con Las Pelotas, y debajo se une con una frase de “Corderos en la noche”, canción que forma parte de su disco homónimo (uno de los mejores de la banda). “Llévame a la mejor estación” se refleja bajo su rostro, lo cual hace pensar en las vías, en el tren, contexto primordial de la obra y (seguramente) no azaroso. La intervención artística en una pared pública remite a desprenderse de la obra, queda ahí plasmada y pasa formar parte de la ciudad. En este caso en particular, las propias vías la hacen trascender de esos límites, dando la posibilidad de ser reconocidas por esos viajeros furtivos que pasan esporádicamente, de los que Blanco no se olvida.
En cuanto a la figura protagonista, Jorge especifica la necesidad de resaltarlo (aunque sea un poco) de sus compañeros de obra. “Yo creo que Sokol completa el tríptico, primero porque cada uno tiene en si mismo conforma un mito argentino. Lo ubiqué en el centro porque fue una figura muy relevante, sobretodo en el sentido de la argentinidad. Hizo su talento a partir de las ganas que le metió a o que hacía. El no tuvo una escuela en cuanto a los aprendizajes de los instrumentos, sino que eso lo fue aprendiendo en Sumo. En un momento fue bajista y aprendió ahí, después también fue baterista. Más adelante se dedicó a cantar ya en La Pelotas y finalizando en El Vuelto. Su carrera fue muy importante, y por eso es necesario de destacar para mí” sostiene.
Además, también deja ver esa necesidad de rescatar a estos tres protagonistas para poder “volver en el tiempo” y rendirles es homenaje que merecen. “Fue una manera poder enaltecerlos porque no puede ver a ninguno. Pero no por no haber querido, sino porque no se daban las situaciones. En esa época en Mercedes con respecto a Buenos Aires, no era tan fácil o tan común viajar hasta allá, como tampoco lo era andar de noche en esa época porque había un lastre de la represión lo cual te limitaba un poco. Es algo que lamento mucho y me remite a una nostalgia de algo que no viví. Yo los represento pero no los vi y hasta el día de hoy se me cae una lágrima porque hubiese sido fascinante haberlos visto en Cemento o algún lugar así” expresó.
Por último, una pequeña reflexión del propio Blanco en lo que inspiró a pintar esta obra,
“yo creo que el estado de ánimo que experimenté durante esta pandemia me llevó a hacer eso. Ante esta situación que nos atraviesa a todos, hace que en mi caso como artista plástico, ahondé en sentimientos que tienen que ver con la angustia, derivados de esta situación que genera mucha incertidumbre en cuanto a los contagios. El encierro me generó esa angustia y el mecanismo de creatividad quizás pasó por ahí”.
Ahora el tríptico está terminado. Luca, Sokol y Ricky pasaron a formar parte del patrimonio cultural mercedino, un homenaje de Jorge Blanco y un regalo para todos nosotros.
