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Cirillo: “Tocar es como desaparecer”

“La música es como un río que va por el aire”, deslizó el músico que proyecta un método audiovisual para la enseñanza autodidacta del bandoneón • Se presentará el próximo 2 y 10 de mayo en Luján.

 

Eduardo Cirillo se presentará el 2 y 10 de mayo en la ciudad vecina de Luján. La primera en el “Bulzack” y la segunda en el Teatro “Trinidad Guevara”.

Nació en Capital Federal el 30 de septiembre de 1977. Ese día los brigadieres habían analizado la situación económica del país, había aumentado la nafta y el transporte en una hiperinflación inusitada, Cassius Clay retuvo el título final y España otorgaba autonomía a Cataluña.

Al año siguiente, sus progenitores, Jorge y Elvira, decidieron mudarse a Mercedes, ciudad natal de su padre. Tiene un hermano llamado Jorge y está casado con Patricia Laurido, con quien tuvo tres hijos: Malena (14), Mateo (6) y Ulises Ramón (7).

Hizo la Escuela primaria y el tramo secundario en el Colegio San Patricio de nuestra ciudad. Cuando egresó se decidió a estudiar música en el Conservatorio de Mercedes, del cual se egresó como “Profesor de Guitarra”. Posteriormente, siguió estudiando música en la Escuela de Música Contemporánea – Berklee, de Buenos Aires y siguió como Profesor de Informática en Consudec.-

-¿Cómo empezaste a vibrar la música?

– De chiquito. Cuando estaba a upa de mi papá, tocaba el comienzo de la canción de «La Pantera Rosa» en el bandoneón, a los 5 o 6 años.

Eduardo Cirillo, por parte de su familia paterna, tenía lazos musicales, con músicos aficionados. Su hermano, Jorge, empezó a estudiar guitarra y, al año, siguiente, Eduardo se sumó a las clases. “Solo de copión. Era chico. Tenía alrededor de 7 años”, confesó el músico. Hoy es aficionado a la guitarra y al bandoneón.

Hasta el día de hoy, ha tocado en numerosos lugares y ha acompañado a grandes cantantes.

-¿Cuál fue el lugar más importante en el que te presentaste?

– Todos los lugares tienen su importancia para mí, tanto experiencias que tuve en cafés de Buenos Aires, con mucha historia, como El Café “Tortoni”, teatros legendarios como el “Astros” o el “Ópera”, de la Avenida Corrientes.

También tuvo gratas experiencias, a bordo de cruceros de lujo. Y agregó: “toqué también en hoteles maravillosos de Dubai, pero también me interesa tocar en salas de jardines de infantes para los más pequeños, o en hogares para los más grandes, en un centro cultural o en algún bar o club de pueblo”.

La humildad de este gran músico hace que deslumbre con su música en una simple cena con amigos: “siempre puede ser una gran vivencia, donde el lugar, en definitiva, desaparece o queda en segundo plano, y solo queda cerrar los ojos y dejarse llevar por las emociones”, reveló.

En cuanto a la formación musical de Eduardo Cirillo, se puede contar con la presencia de Osvaldo Wilches, en conocimiento de guitarra, en general y lenguaje musical; también pasó por el Conservatorio de Mercedes, del cual tuvo la ayuda de  Verónica Curieses, Oscar Vázquez Paz, Claudio Magnano y Jorge Labanca, “entre otros grosos”, reconoció.

Además, Eduardo aprendió e incursionó en el ambiente del rock. Fue a un taller de “Guitarra Eléctrica”,  con un amigo suyo, mentor de varios violeros roqueros mercedinos, “Pato” Aguirre. “Aprendí mucho rock cuando iba a los ensayos de las bandas de mis ídolos mercedinos”. Fue pasando el tiempo y emprendió “Guitarra Jazz” con Pino Marrone y Lapo Guessaghi; “Guitarra Tango” con Aníbal Arias y manejó el Bandoneón, gracias a Osvaldo Montes, todos ellos formadores del músico.

“Lo primero que uno siempre piensa es en los profesores formales a los que uno quiere, pero que, de alguna manera, les ha pagado por sus clases, por decirlo de alguna manera”, expresó Cirillo y agregó: “Pero uno sigue aprendiendo de todo el mundo siempre. De los discos y videos, de los amigos, de la propia experiencia, de los aciertos y errores que nos van dando forma continuamente. Se aprende mucho enseñando también”.

-¿Cuáles son las próximas presentaciones que tenés este año?

– Por lo pronto, el 2 de mayo toco en “Bulzack” y el 10 de mayo, en el Teatro “Trinidad Guevara”. Los dos lugares son de Luján.

-¿Qué proyectos tenes para este 2025?

-En principio, terminar mi método audiovisual para la enseñanza autodidacta del bandoneón.

Eduardo Cirillo ve a la música como “como un río, pero que viaja por el aire. Como un canal. Y con un poco de suerte al tocar o al escuchar nos podemos subir a él. En ese viaje, encuentro amigos, amores, recuerdos de infancia, a mis viejos; y la ansiedad y cualquier dolencia van desapareciendo mágicamente, es como meditar y salir de la matrix por un rato. “Tocar es como desaparecer”, me decía el Pato Aguirre en los noventa”, recordó.

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