Mauricio Gelves transcurrió su infancia en varias ciudades • Abrazó la informática de joven pero al mismo tiempo se apasionó por el cicloturismo • En el 2021 recorrió en moto “14 países y 17 mil kilómetros de lindas anécdotas.”
Es un nómade de corazón. Un hombre que viajó por el mundo y supo recoger gratas experiencias. Una especialización en Bitcoins pendiente y la expresión: “lo que nos une es el amor y el cariño hacia nuestros seres queridos”.
Nació el 26 de enero de 1981, en la ciudad de Mar del Plata. “El Mauri”, como le dicen los amigos, es hijo de Daniel Gelves y Mirta Richesse, relación de la cual nació también su hermana: Silvina Gelves. Hoy Mauricio está en pareja con María Virginia.
La Escuela primaria y la secundaria, por el trabajo de su padre, que era penitenciario, la vivió en muchas localidades de la provincia de Buenos Aires. “Cada 3 ó 4 años íbamos cambiando de escuela”, contó.
La primaria la empezó en la Escuela Normal de Mercedes. Pasó por el Normal de Olavarría, medio año en el Normal Nº 1 de La Plata y la última mitad, nuevamente en el Normal de Mercedes, “reencontrándome con mis amigos (y noviecita) de primer y segundo grado” rememoró Mauri.
El tramo secundario: hizo 3 años en IPA (Instituto Padre Ansaldo de Mercedes) y los 2 últimos años en la Escuela Normal de Junín. Tal vez de su paso por el IPA, tiene una preferencia por ese tipo de cerveza.
Mauricio Gelves es Licenciado, por la Universidad de Palermo (UP) y actualmente está estudiando un Máster en “Bitcoin”, en la Universidad de las Hespérides de España.
-¿Cómo empezaste con la informática?
-Siempre tuve una gran atracción hacia la tecnología. No solo me divertía, sino que también me resultaba muy fácil entender la lógica de cómo funcionaba. Y no me refiero sólo a las computadoras, sino también cualquier otro dispositivo electrónico (equipos de música, videograbadoras, relojes, etcétera). De las computadoras me atrajo en primer lugar los videojuegos, que para poder ejecutarlos había que darle “órdenes” a esa pantalla blanco y negro. Es decir, había que hacer un esfuerzo en entender cómo funcionaba aquel aparato ruidoso para luego disfrutar el premio del videojuego en cuestión. Las limitaciones tecnológicas también lograban que hiciéramos grandes esfuerzos en aprender nuevos métodos de compresión para poder compartirnos diskettes de 5¼ ó 3½ con los pocos juegos que teníamos entre los amigos del barrio. Todo esto era mediante largos comandos con opciones y caracteres raros para cualquier mortal promedio. Este gusto hizo que me interesara por una nueva rama de educación en la escuela Parroquial, donde tenían un nuevo curso con orientación a la informática. La decisión fue un éxito, la enseñanza era de muy buena calidad a punto tal de seguir utilizando hoy (varias décadas después) mucho de lo que allí nos enseñaron.
– ¿Dónde fueron los lugares más importantes donde expusiste sobre el nómade digital?
-Mi pasión por la informática y las tecnologías abiertas (Open Source), me han llevado a conocer la comunidad de WordPress, una herramienta muy potente para el desarrollo de páginas y que realizan eventos, sin fines de lucro, a lo largo y ancho de todo el mundo. Comencé dando charlas locales en Madrid, para luego ir extendiéndome a toda España, Europa (Italia, Bulgaria, Grecia, Alemania, Inglaterra y Francia) y Centroamérica (Costa Rica). El mapa de conferencias pudo haberse extendido de no haber sido por el Covid y un giro en mi carrera profesional.
-¿Qué proyectos tenes para lo que queda del 2025?
– Actualmente estoy muy abocado al estudio y difusión de la nueva moneda digital “Bitcoin” ya que considero que es la solución para mucho de los problemas que sufre el mundo actual: pobreza, comercio, inflación, decadencia cultural y guerras, por mencionar algunos ejemplos.
-¿Qué significó para vos haber andado por todo el mundo?
– Para mí es un motivo de agradecimiento haber tenido la fortuna de conocer tantas culturas y entender que, a pesar de algunas diferencias, lo que nos une es el amor y el cariño hacia nuestros seres queridos, y que sin ellos la vida no tendría ningún sentido. De nada sirve estar frente al paisaje más bonito sino tenés con quién compartirlo de corazón.
-¿Me harías un breve esbozo de tu viaje en bicicleta por Latinoamérica?
– Los viajes en bicicleta comenzaron en cuanto vi entrar a 3 locos en un puesto fronterizo entre Argentina y Chile. Venían en bicicletas cargadas con miles de cosas y los pelos desordenados del viento patagónico. Ahí, en una época de un internet dando sus primeros pasos, conocí el mundo del cicloturismo. Me dije para mis adentros “Algún día tengo que hacer esto”. Ese día no tardó mucho en llegar. Compré todo lo que pude, con el poco material que había en Argentina para ese entonces y me lancé a recorrer desde San Miguel de Tucúman hasta Cuzco Perú. Fue el puntapié inicial de una vida de aventuras. Luego crucé los Andes en bicicleta, hice Madrid-Roma, Croacia, Cerdeña, Cuba, Jordania y parte de España a golpe de pedal. Entrados los años y la necesidad de trabajar, cambié la bicicleta por una moto. En el 2021 hice la mayor aventura que fue viajar durante poco más de un año en moto desde Madrid (España) hasta Estambul (Turquía) recorriendo en total unos 14 países y 17 mil kilómetros de lindas anécdotas.