El Juzgado de Garantías 3 de Mercedes concedió a la Fiscalía el pedido para que Rocha, González Bonomo e Iñeguez permanezcan detenidos.
El Juzgado de Garantías 3 de Mercedes otorgó la prisión preventiva a los tres detenidos que actualmente permanecen privados de la libertad en el marco de la causa que investiga el asesinato del albañil Jeremías Sosa. El crimen se perpetró la noche del sábado 22 de febrero en la localidad de Olivera, durante un feroz linchamiento de varios vecinos a quien creían responsable de un robo.
El juez Patricio Arrieta rechazó los pedidos de excarcelación formulados por las defensas de los imputados Gustavo Rocha y Lucas González Bonomo, representados por la Defensoría Oficial, así como el presentado por la abogada de Alex Iñeguez.
Asimismo, se mantuvo la calificación de “Homicidio agravado por su comisión con alevosía” que atribuyó distintos roles en el crimen a los acusados: Rocha y González Bonomo fueron considerados coautores, mientras que Iñeguez fue señalado como partícipe necesario.
La medida se basó en la reconstrucción del hecho mediante diversas pruebas y testimonios recabados por la Fiscalía. La resolución se demoró debido a las apelaciones presentadas por las defensas de otros seis imputados en la causa. Cuatro de ellos, fueron declarados formalmente prófugos tras librarse sus órdenes de captura, mientras que Franco Gutiérrez permanece en esa condición casi desde el inicio de la investigación.
Los nuevos prófugos son Agustina Atrio, Walter Atrio y su hijo Matías, además de Néstor Rebottaro. La Fiscalía solicitó la captura de estos individuos y, tras incorporarse al sistema judicial, ya son considerados oficialmente fugitivos de la justicia.
Los hechos
Para la Fiscalía, se encuentra acreditado con el grado de certeza necesario en esta instancia para dictar una medida coercitiva de la libertad que la noche del 22 de febrero de 2025, aproximadamente a las 22:18, Jeremías Sosa transitaba por la vía pública en la localidad de Olivera, cuando fue perseguido por un grupo de vecinos, entre ellos Franco Gutiérrez, quien vestía una remera de color verde.
Al darle alcance, Gutiérrez habría derribado a Sosa y comenzado a golpearlo en el rostro. Con el correr de los minutos, otras personas se sumaron a la agresión, incluyendo a Alex Iñeguez, quien a las 22:19 se ubicó cerca de la víctima y lo sujetó de la mano derecha para inmovilizarlo mientras se encontraba boca abajo en el suelo.
Durante aproximadamente 10 minutos, Sosa pidió auxilio sin obtener respuesta, mientras continuaba siendo golpeado. Gustavo Rocha y Lucas González Bonomo también participaron del ataque, propinándole golpes letales en la cabeza.
Algunos de los agresores se retiraron con el correr de los minutos, entre ellos Iñeguez a las 22:32, pero la golpiza se extendió hasta las 22:35. Durante este tiempo, ataron a Sosa con una soga para evitar cualquier posibilidad de escape, a pesar de que ya había recibido múltiples golpes y se encontraba gravemente herido.
A las 22:36, arribó personal policial, encontrando a Sosa inconsciente y con una soga atada a su cuerpo. Fue trasladado de urgencia al Hospital Nuestra Señora de Luján, donde se constató su fallecimiento por un shock neurogénico con traumatismo grave de cráneo.
La fiscal María Laura Cordiviola destacó que los acusados actuaron con superioridad numérica, “atacando a la víctima de forma ininterrumpida durante más de 15 minutos”.
A pesar de los gritos de auxilio de Sosa, ninguno de los -al menos- 40 testigos que presenciaron el ataque intervino para detener la agresión.
Gustavo Rocha fue identificado por siete testigos como uno de los atacantes que golpeó a Sosa y solicitó una soga para atarlo. Lucas González Bonomo fue señalado por cinco testigos como otro de los agresores, aunque un testimonio menciona que pidió que cesaran los golpes.
Respecto a Alex Iñeguez, ningún testigo declaró haberlo visto golpear a Sosa, pero su participación fue considerada crucial. La Fiscalía sostuvo que “su acción de inmovilizar a la víctima permitió que otros lo golpearan con impunidad”.
Aunque Iñeguez declaró que su intención era proteger a Sosa, la Fiscalía desestimó esta versión por falta de pruebas que la respalden. Además, se señaló que muchos de los atacantes eran conocidos o familiares suyos, lo que refuerza la hipótesis de su complicidad.
La causa sigue su curso, mientras la justicia busca a los prófugos y las defensas de los imputados analizan nuevas estrategias legales.


