María Amelia Colimodio comenzó a bailar de niña • En su juventud abrazó el tango y bailó en Europa y en Turquía • “Mi inspiración para bailar fue Haydeé Groba”, expresó la artista apodada “Ame” que ahora incursiona en el teatro.
María Amelia Colimodio nació el 22 de septiembre de 1979, cuando Armando Pontier preparaba junto a Osvaldo Fresedo, La cumparsita.
Es hija de Eduardo Rubén Colimodio y de Marcela Rosa Farola; tiene 3 hermanos: Diego Ceferino, Paulo y Andrés. La apodaban “Ame”, como bautismo de fuego de su profesora de danza, “Haydée”.
“Bailé desde que tengo memoria, me acuerdo patente el día que le dije a mi mamá: ´Mamá yo quiero bailar´, tendría entre 4 o 5 años”, confesó.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal “Justo José de Urquiza” de la ciudad de Mercedes.
-¿Con qué género musical empezaste a bailar?
– Empecé danza clásica y española a los 5 años edad en nuestra ciudad de Mercedes, en el Estudio de Danza de Haydée Groba, que fue y es una gran maestra, de mucha inspiración y muy aliciente para mí.
Gracias a la reconocida bailarina mercedina Haydeé Groba conoció a otra bailarina, Verónica Idígoras, que fue la primera bailarina del Teatro Colón de Buenos Aires. Idígoras dirigió el ballet “Le Stage”, en el que María Amelia Colimodio participó realizando un sueño que era el “Ballet Clásico”, durante el período de 6 años.
– ¿Cómo empezaste a relacionarte con el tango?
– Desde que era adolescente, escuchaba mucho tango con mi hermano Paulo.
En un momento de su vida, María Amelia se fue a vivir a la CABA y allí empezó la carrera de Letras en la UBA. “Cuando vivía en capital, estaba cursando el 2do año de la carrera de Letras, un día veo un cartel en la facultad de Ciencias Económicas, que dictaban clases de tango , y fui. El profesor era Carlos Rivarola, un gran exponente del tango”.
Cuando Amelia conoció el tango, se enamoró del género. Fue un amor a primera danza. Y allí quiso expresar con su cuerpo lo que sentía por este género musical arrabalero.
“Me enamoré de este baile, fue inmediato, me tomó por completo. Comencé a frecuentar las milongas porteñas, que era como entrar en una cápsula del tiempo, que me fascinaba, las mujeres con vestidos de lentejuelas, y los hombres de traje, y también había de jean y remera, una mezcla de estilos, y una mística, que aún hoy me tiene impactada”, expresó la bailarina.
Se fue metiendo en los arrabales porteños. Y a frecuentar diversos barrios donde el tango se vivía a flor de piel. En esas idas y vueltas, comenzó a bailar en el show “Chiquín Buenos Aires, Sueños de Tango”, donde conoció a “entrañables y grandes artistas”, contó Colimodio.
Con el tiempo se perfeccionó en Buenos Aires y fue convocada en el viejo continente europeo. “Me convocaron a bailar en algunos Festivales de Europa, en Italia: “Padova Tango Festival”, “Tangomanía summerfestival” en Bologna, Catania (Sicilia), Cerdeña, Polonia (Kazimierz)”, rememoró. Y fuera de Europa, sus pies bailaron en tierras de Turquía, en la ciudad de Estambul, con la compañía “Seducción Tango”.
Más acá de todo ese Tango Tour, también bailó “en teatros hermosos de Buenos Aires, como el Teatro Auditorio de Belgrano, el Teatro El Coliseo, el Teatro Cultural de la Memoria “Haroldo Conti” y en mi querido Teatro Argentino de Mercedes, entre otros”, contó María Amelia.
– ¿Qué proyectos tenes con la danza?
– Sueño con bailar en milongas emblemáticas de Buenos Aires como es “El Club Sunderland”, de Villa Urquiza, donde han bailado eximios milongueros, que han contribuido a que sea un privilegio bailar allí.
– ¿Quiénes influyeron en tu formación como bailarina?
– En Tango estudié con muchos maestros, algunos son: Geraldine Rojas, Ezequiel Paludi, Pancho Martínez Pey, Lorena Ermocida, Andrés Laza Moreno, Javier Rodríguez, el milonguero “Tete”. En danza contemporánea con las maestras Mónica Fracchia; Giuliana Rossetti, que integré su compañía como bailarina contemporánea “Abrázame”. En Folklore con Vidala Barboza, Omar Cáceres.
– Además de la danza, ¿incursionaste en otras ramas artísticas?
– Hace unos años empecé a estudiar teatro, actuación, y hace unos meses estrenamos en el Teatro de Buenos Aires, “Patio de Actores”, una obra de comedia “Bichocanasto” de Leandro Marcos González, con la dirección de Mónica Buscaglia.
“La danza, el teatro, el arte es una forma de expresión, de provocación, que deconstruye la realidad para transformarla en otra cosa, nos hace pensar, el arte tiene que movilizar. La danza, el teatro, me han ayudado a atravesar momentos difíciles de mi vida, el arte es catártico. Por eso el arte, la cultura, es esencial, para la vida, para la sociedad”, finalizó María Amelia Colimodio.


