18.3 C
Mercedes
sábado, octubre 25, 2025
spot_img
InicioDestacadasA Di Leo no le gusta la universidad pública

A Di Leo no le gusta la universidad pública

La concejal y jefe del PAMI local, Silvia Di Leo, fue la voz cantante de un polémico discurso a la hora de cuestionar el proyecto que se manifestaba contra la reducción del presupuesto de las universidades. 

“Cuántos alumnos que ingresan al CBC por hablar de la UBA o acá en la Universidad de Luján son los que egresan? ¿Cuántos alumnos largan la carrera? ¿Cuántos y por qué lo hacen? ¿Cuántos alumnos cursan tres, cuatro o cinco veces una materia?” preguntó la edil libertaria para justificar el brutal recorte presupuestario de las universidades. “Todo eso también lo tienen que plantear en el seno de la universidad antes de pedir plata, porque no puede ser que se esté gastando fortunas en gente que empieza el CBC y lo hacen tres años y así todo no lo pueden terminar” dijo sin siquiera tirar un dato concreto. Pero –a pesar de ello- dobló la apuesta “estamos pagando montones de profesores están y eso digo como un planteo, eh? Si estamos hablando de presupuesto, hablemos de todo lo que implica un presupuesto. Hay chicos que no pueden estar en una universidad, tendrán todo el deseo del mundo, podrán todo el empeño del mundo, pero no están en el nivel intelectual como para ir a una universidad. Y son chicos y se gasta el dinero en eso y no lo podemos gastar alegremente. Desgraciadamente somos un país pobre. No somos desarrollados. Somos un país pobre donde tenemos que cuidar el mango y lo poco que hay, usarlo eficientemente y usarlo en la gente que realmente tiene capacidad”, dijo Di Leo quien (paradójicamente y hablando del uso eficiente del dinero) percibe dos sueldos. Uno como edil y otro como titular del PAMI.

Los sueños

El utilitarismo al que pretenden llegar los libertarios, duele. Calderón de la Barca, escribió: “ ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Pues bien. En la Argentina de Milei –según la visión de Di Leo- no se puede siquiera soñar con ir a la universidad si previamente no se pasa un test o algo por el estilo que garantice que concluirá los estudios.

O sea que un estudiante no podría estar sujeto a los vaivenes de la vida que –a veces- lo alejan de los claustros universitarios. Porque sino las estadísticas de Milei no dan.

Es como pensar ¿para qué tenemos tantos chicos jugando al fútbol si después son pocos los que llegan a primera?; ¿para qué tratamos de cuidar nuestra salud si más tarde o temprano nos vamos a morir?. O como dijo el diputado Benegas Lynch “Yo no creo en la obligatoriedad de la educación. La libertad también es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitas en el taller, puedas hacerlo”.

“Son muchos”

En esta cosa mercantilista de la educación la edil se preguntó “porqué en vez de tener tantos alumnos que abandonan no tienen la mitad o menos becados con buenas becas? Realmente buenas becas no, porque en definitiva, a una universidad tampoco puede ir un pobre porque no la puede pagar, no puede viajar, no puede viajar un chico. Enójense no me importa, pero es la realidad. Hay gente que no puede ir, no puede viajar, no puede vivir en una ciudad ajena para poder estudiar”.

Cuando se escuchan cosas de esa naturaleza, es imposible no recordar a ese niño que nació en el humilde barrio “El Mondongo” de La Plata. Con mucho esfuerzo estudió medicina y fue reconocido mundialmente por haber desarrollado el baipás coronario con empleo de la vena safena magna. Triunfó en el mundo, pero quiso traer salud a la Argentina donde puso en marcha una fundación que –a fines del siglo pasado- estaba casi en quiebra como consecuencia de una deuda millonaria que arrastraba el PAMI. Invitado a recibir el pago merced a una coima, optó por descerrajarse un tiro. Eran épocas donde muchos de los actuales funcionarios nacionales ocupaban cargos de relevancia.

En resumen

En el universo de la concejal, aquel René Favaloro debería haber sido zapatero. En aquel universo paralelo al que aspira Di Leo capaz que hoy Favaloro viviría. Pero millones de personas en el mundo no.

Solo por eso, vale la pena seguir apostando a la universidad pública.

NOTICIAS RELACIONADAS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -spot_img

MAS LEIDAS

ULTIMOS COMENTARIOS